lunes, 20 de julio de 2015


COMO IMPULSAR EL EMPRENDIMIENTO EMPRESARIAL EN EL PERÚ CON RESPONSABILIDAD SOCIAL Y CONCIENCIA TRIBUTARIA

Por: EDGARD WILLMER NAVARRO ESPINOZA
DNI: 70436125
UNMSM-FCC UPG
AULA 404 -IC

Para explicar la relación existente entre estos tres conceptos analicémoslo primero desde dos puntos de vista:
Desde la perspectiva de un Estado poco eficiente:
Partimos de la idea de que el emprendimiento empresarial es un factor importante para el crecimiento económico de nuestro país, puesto que genera riqueza, valor agregado y puestos de trabajo que tanta falta hace hoy en día. Sin embargo durante mucho tiempo se ha escuchado la frase de que crecemos todos los años, nuestro PBI aumenta y nuestras reservas se multiplican. Entonces ¿Por qué hay tanta gente descontenta con los gobiernos de turno? ¿Por qué el ciudadano de a pie siente que el Estado se ha olvidado de ellos? La respuesta es simple: Los ciudadanos perciben que el Estado no está cumpliendo con su rol. En los últimos años se vive una total pérdida de credibilidad en las instituciones democráticas, por la ineficiencia para cumplir con sus funciones como debe ser y como espera la población que lo hagan. Obras públicas que se siguen licitando hasta ahora, Proyectos de inversión que duermen el sueño de los justos esperando algún día su ejecución, altos índices de corrupción en el Sector Público, poco interés por parte del Estado en mejorar los servicios de seguridad social (Salud, pensiones) y reformar las instituciones. Todo ello incide directamente en el pensamiento colectivo y crea una disociación entre el Estado y los ciudadanos. Cuando se evidencian altos niveles de corrupción,  cuando se ve claramente cómo es que los más altos funcionarios tienen sueldos muy elevados, y los políticos se benefician de sus cargos solo para provecho personal, obviamente eso desmotivará a cualquiera, porque no se condice con la labor del estado, que debe procurar un sistema más justo y equitativo, sobre todo en la distribución de la riqueza. Entonces el ciudadano no querrá contribuir, se va a decir a si mismo ¿Cuál es la razón de que yo pague mis impuestos si el Estado no hace nada? Si el Estado no da muestras de de que los recursos se están utilizando adecuadamente, por más que un ciudadano tenga valores, sea benévolo, cooperativo y solidario; se verá tentado a infringir las normas como una forma de equilibrar la balanza de un sistema injusto. Si se consiguiera mitigar el déficit de confianza entre el Estado y la ciudadanía, podríamos aspirar a elevar la conciencia tributaria de los peruanos.
Necesitamos que las personas participen activamente en las decisiones del estado y que este entienda lo que la población necesita, cuales son los intereses de la comunidad y no solo de un grupo minoritario, que todos los ciudadanos pueden ser escuchados, solo así podrán ejercer eficazmente sus derechos como ciudadanos.

Desde la perspectiva de los contribuyentes evasores:
No conozco un contribuyente que no se queje de la Administración tributaria. Para empezar alegan muchas cosas, y nunca reconocen su error. Como es bien sabido siempre esperan al último momento para cumplir con sus obligaciones, y si hay alguna sanción, no son ellos los responsables sino la Administración. 
Tratar de cambiar ello, es como plantear que el Estado cumpla bien su rol, se hace todo un circulo vicioso puesto que ambas partes se retroalimentan negativamente. Pero analicemos los orígenes de este comportamiento. Es cierto que en los últimos años el Estado ha procurado otorgar incentivos a las PYMES para su fortalecimiento y desarrollo empresarial, con la finalidad de que crezcan y den empleo a más personas, y que eventualmente tengan una mayor capacidad contributiva que permita captar más ingresos. Las empresas se acostumbran a veces a pagar tan poco y obtener mucho. Los contribuyentes están muy agradecidos con el Estado mientras este no se meta con su bolsillo. Pero en cuanto la figura cambia, los seduce la idea de evadir los impuestos. Obviamente es parte de un sistema progresivo y justo, por qué tendría el contribuyente que molestarse. La razón es simple: Generar ahorro en detrimento de la recaudación de impuestos. Es por supuesto un gasto para las empresas el pagar todos los meses los tributos. Sin embargo ese es un deber inexcusable que forma parte del ser ciudadanos. Así como esperamos del Estado, pues también debemos contribuir con este a favor de la sociedad. Cuanto más fácil es mejor, lo queremos todo pero no damos nada a cambio. No se esfuerzan en formalizarse y pagar todos los meses los impuestos porque es más fácil evadirlos y mucho más conveniente financieramente hablando. Entre dos empresas del mismo rubro, una formal y otra informal, está claro que puede generar más ingresos la que no tributa, beneficiándose del uso del impuesto que no le corresponde y que está obligado por ley a pagarlo. A consecuencia de ello tenemos las sanciones que se aplican, tanto para las obligaciones sustanciales y formales, las cuales vienen a ser mecanismos disuasivos para frenar la evasión, pero que no dan resultado, porque el castigo a veces no es el mejor remedio, y es más aún un medio que impulsa la evasión. El problema es en sí estructural, como lo son la delincuencia y la corrupción. Todos queremos erradicarlas pero no será posible, hasta que se pueda comprender bien la causa y trabajar en ello para cambiarlo.
Se necesita entonces educar al contribuyente, reforzar sus valores que tan venido a menos están, sobre todo por el contexto político y social en el que hemos vivido los últimos años, y que han influido negativamente en la población. En esto la administración debe buscar mecanismos para explicarles de manera práctica y sencilla a los contribuyentes con respecto a los beneficios que genera la tributación en nuestro país y cómo deben estos cumplir con sus obligaciones, ya que desalienta en gran medida un sistema tan técnico y complejo.
Crear conciencia es una ardua labor, pero en ello se tiene que incidir, para que tributar deje de ser visto como una obligación y más como un deber voluntario de cada uno de los ciudadanos.

En conclusión,
Solo se podrá  impulsar el emprendimiento empresarial con conciencia tributaria si se cambia por completo la mentalidad del ciudadano. En primer lugar por parte del estado, dando muestras de eficiencia en su la labor y eficacia distributiva de la riqueza, y en segundo lugar por parte de los contribuyentes, los cuales deben tratar de internalizar los valores sociales que están relacionados con la tributación (en función al bien común) y que el fin que persigue es positivo y en beneficio de todos.

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